Para la creadora plástica, María Isadora Flores Rondón, el arte tiene diferentes interpretaciones no solo para el artista, sino también para el espectador. En sus obras, transmite lo que ve al momento de estar pintando, el pincel, es instrumento de sus ojos y sus manos dan el resultado final.
Mayormente, busco “transmitir la luz y la alegría con colores brillantes…” para que cada quien “pueda interpretar las imágenes y sensaciones que tenga al observar mis pinturas”, comenta.
Destaca que su paleta es muy variada, “va desde usar colores primarios hasta mezclarlos para obtener los tonos deseados, así como combinar con otras técnicas de impresión y ponerle creatividad para crear ciertos efectos visuales”.
“Comienzo estudios en arte en 1995, obteniendo el grado de Artista Plástico en la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas de Caracas. Desde entonces, continuó con la actividad artística participando en exposiciones con las técnicas de grabado, serigrafía, pintura y escultura. He trabajado el grabado, la punta seca, aguatinta, lino grabado, xilografía, serigrafía textil y serigrafía artística sobre franelas”, detalla la también educadora egresada de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (Unesr) con estudios en teatro y canto.
Flores Rondón, obtuvo en 1996 la Primera Orden del Museo Jacobo Borges (Mujabo) de Caracas por un trabajo realizado en el Retén de Catia sobre el Programa Humanización del Recluso; y un reconocimiento otorgado por el dramaturgo Levy Russell en el Complejo Vargas de La Guaira, gracias a su actuación en la obra Vimazoluleka.
Hasta la fecha, las creaciones de la artista plástico -nacida el 26 de enero de 1956 en Caracas- han sido presentadas en la Bienal de Miniaturas Gráficas Luisa Palacios (1985); Salón Corpus Christi de los Diablos Danzantes de Yare, Casa de la Cultura de San Francisco de Yare (1996); Mujabo (1998); Sala de la Cuadra de Bolívar, Parlamento Andino (2003); y Casa Natal de El Libertador (2022).
Clemencia Labin, nace en 1946 en Maracaibo, estado Zulia.
Es pintora y artista de performance.
En 1970, se traslada a Nueva York donde realiza estudios en Columbia University, donde recibe su título de Bachelor of Arts.
En 1974,realiza estudios de Máster en Business Administración. En 1975, se traslada a Alemania. Entre 1985 a 1990 realiza estudios en la Academia de Arte de Hamburgo. En el año 2000, inicia y organiza el proyecto “Velada Santa Lucía” en Maracaibo, este proyecto promueve el reconocimiento sociocultural de la comunidad que acoge a artistas nacionales e internacionales, al experimentarse un encuentro entre el arte y la comunidad.
Tras realizar la “Velada Santa Lucía” por trece años consecutivos, en el 2013 el ciclo se cierra con el festival de arte con y la “Gran Velada Final", en la cual participaron más de 400 creadores. Previamente, en 2011 representó a Venezuela en la 54a edición de la Bienal de Venecia.
Para la artista, el arte significa creatividad. El estudio y la práctica del arte es para Labin un encontrarse a sí misma, encontrar algo se pareciera a sí y donde ella pudiera ser. Ese buscar fue el proceso que se inició cuando empezó a estudiar en la Escuela Bellas Artes.
Ella siempre se ha considerado pintora. En sus inicios pintaba sobre lienzo en la forma tradicional, aunque con cierta preocupación porque en ese momento esa forma de pintar no se estaba utilizando por los artistas. No obstante, en los años 90 los artistas comenzaron a pintar de nuevo, porque retronó un movimiento totalmente pictórico, lo cual dice la artista le dio mucha satisfacción.
Desde esos años, la creadora inició su trabajo con tela, de la pintura convencional comenzó a utilizar tela y materiales irreverentes, a hacer el tipo de obras que ahora apreciamos y que para ella es más afín con el hecho de ser mujer. Ella lo quiere representar y ver como algo sencillo, como algo natural en el hacer casero de la mujer; pues ésta es que la cose, la que trabaja con telas. Las telas son para la artista una fascinación, ella crea los objetos y las formas a través del color y la textura.
El trabajo en tela es suave e incita al tacto. Desde el año 2001, decidió utilizar la tela como el material plástico de su obra, así comenzó esta etapa. La artista busca que las telas se conviertan en objetos no encadenados a un marco, sino que sean cuerpos de colores, esculturas textiles. Es la búsqueda, a través de la tela y de otros materiales, de la tercera dimensión lo que ha logrado al alcanzar Clemencia Labin.
El proceso creativo es algo particular para artista. El fluir del proceso creativo es, para la artista, una sensación creativa, es el momento en que logra concentrarse en lo que está haciendo y logra abstraerse de todo lo que está a su alrededor. En ese momento, crea un mundo propio donde comienza a hacer lo que le está sucediendo. La idea, en ese instante, puede advenir de una imagen de su entorno, de una foto, o desde la misma tela.
Son múltiples acontecimientos los que se producen para que ella decida qué hacer con todo ese material que está a la mano. Por supuesto, dice la artista, que la idea va modificándose, muchas se comienza con una idea y la misma se transforma. Hay momentos en que el proceso se tranca y no se puede avanzar más, no se le encuentra solución. En ese momento, la artista decide dejar lado la pieza porque no es posible forzar una obra; empieza otra pieza, ya que aquella se resiste. Esa es la razón de que el taller esté lleno de piezas no terminadas.
El trabajo creador va a la par entre varias piezas. No necesariamente empieza y termina una obra para iniciar la siguiente. No, a veces son procesos simultáneos. Muchas veces le ha sucedido que ha pasado largo tiempo cuando retoma una pieza dejada ahí y la incorpora a un trabajo que está haciendo. Todo tiene su tiempo, comenta la artista, en la creación se uno necesita tiempo para madurar.
Hacer arte no es una carrera contra el tiempo, hacer arte es un modo de vida. Porque hacer arte es hacer toda una vida; por lo cual, lo que se hace se parece al artista. Si no se llega a parecer el arte que se hace es un vacío, señala Clemencia Labin. Para tener un arte que tenga esencia, que sea real, el artista tiene que estar en él.
Esa es la actitud de la creadora. Quien se ha planteado hacer un trabajo que la llene, que la haga sentir que está haciendo algo creativo e intentando una nueva idea. Son esos momentos de satisfacción en que el artista ve que ha hecho algo, en que piensa que eso es importante, que es bueno, que es parte de él. Eso es algo increíble, por lo cual es que se sigue siendo artista, expresa la creadora.
Con su hacer artístico, el artista se expone, si lo hace honestamente, a mostrarse a sí mismo; esto significa que tiene que estar dispuesto al análisis, a la indagación, al cuestionamiento de los otros. En este sentido, para la artista, las academias son importantes porque éstas son una plataforma en donde el artista se puede desarrollar al interactuar con sus compañeros de estudio, ver el trabajo de otros, hablar sobre lo que se hace y de lo que hacen los otros. El diálogo es importante, tener con quien hablar sobre las ideas y el trabajo que se está llevando a cabo. El arte también es dialogar con los otros.
La artista hace su obra con todo su ser, con mucha pasión; es uno de los principios más importantes en todo lo que se hace. El convencimiento y la pasión funcionan en el arte. Por eso, hay que tratar de hacer las cosas lo mejor posible y con la mayor pasión.
El performance, para Clemencia Labin, es un cuadro vivo en donde ella representa algo. El performance de Labin, tiene sus raíces en su abuela paterna, a la cual le encantaba el cuadro vivo. Fue en la “Velada Santa Lucía” donde la artista comenzó a hacer esta creación, ya que al no tener ni tiempo ni espacio para llevar obra propia se le ocurrió hacer cuadros vivos, de figuras religiosas, como lo hacía su abuela.
Liliana Márquez es una creadora caraqueña, nacida el 14 de septiembre de 1971, comienza en la práctica artística en el año 2001, formándose en diseño gráfico, en el Instituto de Diseño Caracas, y en serigrafía e impresión en el Instituto Arte y Diseño de Massachusetts.
Su obra se basa en el rediseño de las muestras y sobrantes de materiales arquitectónicos, realizados en galerías, museos y otros.
Su trabajo plástico se centra en darle una solución a los materiales de muestra sobrantes de las construcciones en masa, logrando así, mantener vivos estos maravillosos materiales de muestras arquitectónicas y lejos de los vertederos, transformándolos así, en piezas escultóricas.
Asimismo, espera crear armonía y conciencia acerca de los desechos que origina el desarrollo urbano y a su vez, envía un mensaje a la humanidad para demostrar que de todo lo malo se puede sacar algo bueno.
Ha participado en 22 exhibiciones colectivas y 4 individuales en países como Jamaica y New York. En la actualidad se encuentra trabajando en un proyecto de arte mural con recolección de escombros.
Para la artista Liliana Márquez, el arte es “el mejor medio para el autoconocimiento y crecimiento personal”.